Por Qué Construir en Web3

Las plataformas de blockchain y el nacimiento de la nueva Internet descentralizada…

Federico Ast
Published in
8 min readMar 4, 2023

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Esta es una versión traducida y adaptada del texto “Why Build in Web3” publicado por Jad Esber y Scott Duke Kominers en Harvard Business Review el 16 de mayo de 2022.

Las plataformas que dominan la Internet actual son agregadoras de usuarios y de sus datos. A medida que estas plataformas fueron creciendo, también creció su capacidad de ofrecer valor (gracias al poder de los efectos de red), lo que les permitió mantener su liderazgo.

Por ejemplo, los datos de usuarios recopilados por Facebook (ahora Meta) le permitió a la empresa personalizar sus algoritmos hasta el punto de que su feed de contenido y la personalización de sus avisos es radicalmente mejor de lo que los competidores pueden ofrecer.

Amazon, mientras tanto, explotó su amplio conocimiento de la demanda de los clientes para optimizar su logística de envíos y desarrollar su propia línea de productos. YouTube, por su parte, construyó una librería masiva de videos de una gran diversidad de creadores, con lo que hoy es capaz de ofrecer contenidos sobre prácticamente cualquier tema.

En los modelos de negocio de la Web2, tener usuarios (y sus datos) cautivos es una fuente de ventajas competitivas.

Por eso, las plataformas tradicionales de Internet típicamente no comparten sus datos (ni siquiera de manera agregada) y ponen obstáculos para que sus usuarios exporten sus grafos sociales y demás contenidos. Incluso para los usuarios que están insatisfechos con la plataforma con frecuencia no vale la pena abandonarla.

Pero todo esto podría estar cambiando.

Aunque es difícil para nuevos jugadores vencer a las empresas de la Web 2.0 como Meta en su propio terreno, los proyectos que surgen en la Web3 llegan con una nueva propuesta de valor. Es que, en el fondo, la Web3 es un enfoque fundamentalmente diferente de Internet.

Se basa en la premisa de que existe una forma de ganar dinero que no dependa de explotar los datos de los usuarios. En su lugar, propone construir plataformas abiertas que compartan el valor con los usuarios y generen un mayor valor para todos, incluso para la plataforma.

En la Web3, en lugar de que una empresa tenga un control total sobre los datos, los usuarios típicamente conservan el contenido que han creado (como posts y videos) y los objetos digitales que han comprado. Estos activos digitales son típicamente creados con estándares interoperables en blockchains públicas en lugar de ser almacenados en los servidores de una empresa privada.

Esto hace que los activos sean “portables” en el sentido de que un usuario puede, en principio, abandonar cualquier plataforma simplemente desconectándose de la aplicación y mudándose a otra (junto con sus datos).

Esta es una gran transformación que podría cambiar radicalmente la manera en que operan las empresas digitales: la posibilidad de que los usuarios lleven sus datos de una plataforma a otra introduce nuevas fuentes de presiones competitivas, y seguramente requiera que las empresas actualicen sus estrategias de negocio.

En la Web3, si una empresa no está creando suficiente valor para sus usuarios, estos simplemente se irán. En esta nueva industria, los nuevos entrantes pueden dar incentivos explícitos para que los power users de los jugadores establecidos se unan a la nueva plataforma. Esto fue lo que hizo el marketplace de trading de NFTs LooksRare cuando lanzó un “ataque vampiro” sobre el líder OpenSea.

Pero, al mismo tiempo, la dinámica de la Web3 no es de “juegos de suma cero”.

Las oportunidades de creación de valor son mayores. Construir sobre una infraestructura interoperable permite a las plataformas conectarse a redes más amplias de contenido, lo que permite expandir la escala y el valor que proveen a sus usuarios.

Una galería de arte de Web3, por ejemplo, puede comercializar las obras que los usuarios ya subieron al blockchain en lugar de exigirles que vuelvan a subirlas a su propia plataforma.

Este puede ser un enfoque valioso para conseguir contenidos, incluso para las empresas tradicionales. Twitter introdujo una funcionalidad que permite a los usuarios exhibir sus NFTs en sus perfiles. Instagram está trabajando en algo similar.

Para las nuevas plataformas, la posibilidad de integrar activos digitales preexistentes permite resolver el “problema del comienzo frío”: la dificultad de ganar tracción en los primeros tiempos debido a la falta de contenido inicial.

La capa compartida de infraestructura significa que los costos asociados con la creación de confianza de los usuarios son más bajos en la Web3. Gestionar activos digitales en registros públicos da una mayor claridad sobre qué activos existen y quién es dueño de qué cosa, algo que anteriormente era difícil de establecer.

Si, por ejemplo, un artista digital promete que una nueva obra de arte estará limitada a 489 ediciones, los dueños potenciales pueden verificar esto directamente en el blockchain, sin la necesidad de tener que confiar en el artista ni de confiar en una galería u otro intermediario para dar una garantía.

Este marco de confianza se extiende al software que corren las plataformas de Web3: las operaciones clave pueden codificarse en el blockchain bajo la forma de smart contracts auditables e inmutables. Para el diseñador de una plataforma, esto hace que sea posible comprometerse desde el comienzo a reglas de fijación de precios, acuerdos de regalías y mecánicas de recompensa para los usuarios.

Por todo esto, es mucho más sencillo lanzar un producto en Web3 que en Web2. Incluso un emprendedor desconocido puede construir productos que se conectan en una red existente sin la necesidad de pedir permiso a una plataforma establecida.

De hecho, en la Web3, los usuarios muchas veces ni siquiera necesitan confiar en la empresa (o la gente) detrás de un proyecto. Sólo basta con confiar en el código.

Recientemente, algunas campañas para apoyar esfuerzos humanitarios en Ucrania se corrieron a través de smart contracts que automáticamente transferían los fondos recaudados al gobierno ucraniano o a las asociaciones de caridad vinculadas. De esta forma, los donantes podían confiar en que sus fondos serían utilizados correctamente, incluso aunque los organizadores de la campaña fuesen anónimos.

Dado que los caso de uso iniciales de la Web3 fueron financieros y que generaron un alto volumen de transacciones, una gran cantidad de actores maliciosos aprovecharon el furor para cometer estafas. Además, muchas de las experiencias de la Web3 actual fueron diseñadas para usuarios con alto conocimiento técnico.

Pero los usuarios comunes tienen un conocimiento limitado de lo que una app o plataforma puede hacer y mucho menos saben analizar el código para verificar que funciona como se describe. Todavía queda un largo camino antes de que la tecnología de Web3 sea segura y accesible para el usuario promedio.

Además, en la práctica, conectarnos a una red no significa que automáticamente llegaremos a una base de datos de usuarios comprometida y dispuesta a vincularse con nuestra plataforma en el largo plazo. Como en cualquier startup, igual tendremos que construir un producto que resuelva una necesidad real de los usuarios. Pero, una vez que hemos resuelto la necesidad, utilizar las redes de Web3 hacen que sea mucho más sencillo escalar.

Como los backends de las plataformas son abiertos e interoperables, se incentiva la inversión en las capas de infraestructura.

Por ejemplo, koodos, un servicio de Web3 que permite a los usuarios crear colecciones de cosas que aman de Internet, está construyendo una infraestructura compartida a la que puede conectarse cualquier red. (Disclosure: Esber fue confundador de koodos y Kominers provee consultoría de diseño de mercado a la empresa.)

Gracias a esta infraestructura compartida, las aplicaciones pueden concentrarse en construir experiencias extraordinarias y en el diseño como fuente de ventaja competitiva. Los aprendizajes que una app hace sobre su mercado se plasma en su interfaz y en su experiencia de usuario. También en la Web3, el conocimiento de los usuarios seguirá siendo un factor diferencial en las apps de la Internet de consumo.

Las plataformas de Web3 también tienen el potencial de generar una forma nueva y especialmente potente de efectos de red a través del engagement de la comunidad y la cohesión social.

La propiedad de los activos digitales crea un sentido psicológico de propiedad hasta el punto en que los consumidores se sienten realmente comprometidos con un producto. Los usuarios literalmente se vuelven “fans” a través de una experiencia compartida, de manera similar a cómo los fans de un equipo de fútbol o una banda de rock se ven a sí mismos como una comunidad.

Por ejemplo, The Hundreds, una popular marca de ropa, recientemente vendió un NFT con el tema de su mascota “Adam Bomb”. Tener uno de esos NFTs da acceso a eventos de la comunidad y merchandising exclusivo, lo que permite a los fans de la marca conectarse e interactuar unos con otros (y así realimentar su entusiasmo).

The Hundreds también anunció que pagaría regalías (bajo la forma de crédito en sus negocios) a los dueños de los NFTs asociados con Adam Bombs. Esto es el equivalente a que pudieras ser dueño de una pequeña parte de la marca Ralph Lauren, y que cada nueva línea de polos te pagara dividendos.

Descentralizar parcialmente el valor de la marca de esta manera llevó a la comunidad de The Hundreds a sentirse más comprometida y ayudar a promocionarla hasta el punto que algunos miembros hasta se hicieron tatuajes de Adam Bomb.

Otro ejemplo es SushiSwap, un “fork” de la plataforma de finanzas descentralizadas Uniswap (lo que significa que los algoritmos subyacentes de SushiSwap son un clon del código que publicó Uniswap). La principal diferencia es que SushiSwap estableció una marca y una comunidad fuertes, en combinación con un activo sistema de recompensas que llevó a un mayor engagement de usuarios y un sentimiento positivo sobre la plataforma; esto luego le permitió emerger rápidamente como un competidor exitoso de Uniswap.

Compartir la propiedad permite un mayor alineamiento de incentivos entre los productos y sus derivados, creando incentivos para que cualquiera se convierta en un builder y un contribuidor.

En el corto plazo, este modelo entrega una parte del excedente del consumidor al builder o creador. Pero como los builders reciben más, tienen un fuerte incentivo a invertir y hacer crecer el pastel para todas las partes, lo que significa que en el largo plazo la Web3 también debería aumentar el excedente del consumidor.

En resumen: la Web3 tiene el potencial de crear una Internet más valiosa para todos. Nuevas empresas pueden construir sobre la infraestructura de Web3 para crear comunidades alrededor de sus marcas y conceptos de producto de manera mucho más sencilla que en iteraciones anteriores.

Incluso plataformas establecidas pueden aprovechar esas fuerzas conectándose en redes de contenido de blockchain y dar a los usuarios la propiedad sobre sus datos. Todo esto significa que la próxima era de la web va a ser muy diferente (y más abierta) que aquella en la que estamos viviendo hoy.

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Federico Ast
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Ph.D. Blockchain & Legaltech Entrepreneur. Singularity University Alumnus. Founder at Kleros. Building the Future of Law. @federicoast / federicoast.com